Tropical de Altitude
Los climas, tal como los conocemos, se definen por patrones que se repiten en distintas regiones del planeta, resultado de la interacción entre elementos como la temperatura, la humedad, los vientos y los regímenes de lluvia. Se trata de un sistema de relaciones entre fuerzas naturales cuya combinación singular en cada territorio genera atmósferas específicas y condiciona formas de vida.
Pero, ¿y si desplazáramos esta noción más allá del campo meteorológico? ¿Y si el concepto de clima pudiera describir también atmósferas de otra índole —afectiva, sensible, simbólica? ¿Cuáles serían entonces los vectores que componen un clima afectivo? ¿Qué tipo de datos, gestos o presencias operarían en este régimen sensorial, emocional y político? ¿Serían las intensidades de la convivencia, los flujos de memoria, las capas de historia, los ritmos del cuerpo y del paisaje?
Esta propuesta de imaginar los afectos como formas de clima —o de microclima— nos invita a pensar los territorios no solo como espacios físicos, sino como zonas de intensidad, donde confluyen y se transforman mutuamente fuerzas visibles e invisibles.
La vida en la Cordillera de los Andes obedece a las directrices de su geografía mineral. Acantilados abruptos, picos que desafían el cielo, curvas que tensionan la linealidad: el relieve aquí no es solo escenario, sino vector existencial. La altitud condiciona no solo la respiración, sino también el modo de ser y de estar —territorializa afectos, regula ritmos, traza contornos de percepción y cosmovisión.
Sin embargo, es en la superposición de sistemas aparentemente distintos donde emergen zonas de fricción fértil. La ciudad de La Paz, por ejemplo, encarna una encrucijada simbólica: entre las tierras bajas húmedas del Pantanal y la Amazonía, y las grandes altitudes del Altiplano, La Paz se convierte en punto de condensación de flujos, lenguas, cosmologías, productos y espíritus. La selva baja desde la montaña, la montaña asciende por el verde —y, en ese movimiento, nace una vocación: la del encuentro.
Tropical de Altura es un intento de captar este clima híbrido, este campo vibrátil donde lo geológico y lo vegetal se interpenetran, y donde los cuerpos se transforman en sensores de estas interacciones. Es una propuesta de lectura sensible de las formas de vida moldeadas por altitudes tropicales, donde la gravedad de la piedra convive con la levedad de la savia, y donde los afectos también se organizan según los relieves.
Más que una descripción geográfica, se trata de un ejercicio de escucha —de atmósferas, de paisajes interiores y exteriores— en busca de las fuerzas que, silenciosamente, determinan la manera en que habitamos, nos relacionamos y recordamos.
La Paz - 2011 - Fotografia Digital
