Escrita Espectral
En los últimos años, tuve la oportunidad de documentar investigaciones en yacimientos arqueológicos situados en el interior del Santuario de Megantoni, una región remota y de difícil acceso en los Andes peruanos. Se trata de una zona de gran complejidad ecológica y simbólica, marcada por la presencia de antiguas construcciones incas y oré incas, parcialmente cubiertas por siglos de selva en constante proceso de crecimiento, descomposición y regeneración. Este ciclo vital —donde interactúan y moldean el paisaje fuerzas animales, vegetales e invisibles— compone una densa red de historias, marcada tanto por la presencia material como por las fuerzas intangibles que habitan el territorio.
La región, notablemente alejada de cualquier centro urbano, carece de electricidad, señal telefónica o conexión a internet. En este contexto de “distancia tecnológica”, los equipos fotográficos utilizados durante la expedición presentaron una inestabilidad inusual, desafiando las expectativas técnicas de funcionamiento. Durante los registros, se produjeron una serie de fallos en las tarjetas de memoria, posiblemente asociados a la presencia de un campo magnético de alta intensidad en la zona. Las imágenes fueron capturadas en un complejo arqueológico compuesto por estructuras aún no completamente descifradas, incluyendo lo que algunos investigadores sugieren podría haber sido un antiguo observatorio astronómico.
Curiosamente, los errores no se manifestaron de forma convencional: los archivos fueron reordenados por una lógica desconocida, alterando los códigos binarios de las imágenes. Cientos de archivos resultaron corrompidos de forma única, generando lo que llamo “intervenciones gráficas no repetidas”. Las fotografías transformadas escapan a la lógica del accidente técnico y se acercan al gesto expresivo, como si una fuerza —hasta entonces invisible— se hubiese apropiado del dispositivo para escribir a través de la luz, la distorsión y el ruido.
En la intersección entre la arqueología de lo sagrado, los límites de la tecnología y la imaginación especulativa, este trabajo propone una reflexión sobre la coautoría con fuerzas no humanas. Un intento de escucha hacia narrativas que quizás se escriben —o se insinúan— en capas aún no traducidas de las imágenes. No se trata tanto de descifrar un mensaje como de reconocer la existencia de un lenguaje otro, que se manifiesta fuera de los parámetros de la comprensión humana y de la representación convencional.
Tal como sugieren las cosmologías indígenas de la región, donde todo tiene espíritu, intención y memoria, este conjunto de imágenes corrompidas puede leerse como un intento de diálogo entre mundos. Un llamado visual que escapa de la normatividad de la imagen técnica y se abre a la escucha sensible de una narrativa aún por venir.
Fotografia digital.
PERU - 2016